Cuando una startup decide contratar a un programador, es un poco como intentar ganarse el corazón de una estrella de Hollywood. Compiten en el juego grandes corporaciones con carteras infinitas, marcas reconocidas y capuchinos gratis en cada esquina. ¿Y tú? Tienes un entusiasmo ardiente y una idea de mil millones de dólares (en teoría).
Pero no se apresure a desanimarse. Los programadores no son robots que siempre eligen la empresa con la billetera más abultada. Muchos de ellos quieren más que un simple trabajo: quieren sentirse parte esencial de algo significativo, ver los resultados de sus esfuerzos y, sí, a veces dormir hasta el mediodía sin temer la mirada severa de Recursos Humanos.
Entrevisté a 20 desarrolladores de distintos géneros, edades, temperamentos y calificaciones, que trabajan en varios países y hablan otros idiomas, para entender cómo las pequeñas empresas no solo pueden sobrevivir a la competencia con los gigantes, sino que también pueden ganar. Este artículo trata sobre cómo encontrar a ese programador que no le teme a un producto "en bruto", que puede cargar con parte del caos de la startup y convertirse en su aliado clave en el camino hacia el éxito. Spoiler: hará falta algo más que dinero. Necesitará creatividad, sinceridad y un poco de inteligencia.
Trabajar en una startup es como apuntarse a un viaje alrededor del mundo en un pequeño barco. Claro, algunos podrían preferir un crucero con piscinas y comidas tipo buffet (hola, grandes corporaciones), pero los verdaderos aventureros van a donde pueden tomar el timón, elegir la ruta y, ocasionalmente, sacar agua.
Muchos estudios muestran que si el salario es justo y competitivo, muchas personas están dispuestas a cambiar un sueldo más alto por libertad, crecimiento y la oportunidad de crear algo significativo.
Entonces, ¿por qué los programadores elegirían trabajar en una startup?
El horario de trabajo en una startup puede parecerse al menú de un restaurante: “¿Qué es lo que más te conviene?”. ¿No eres productivo por la mañana? Trabaja por la noche. ¿Vas a visitar a tu abuela en el campo? No hay problema, siempre que tengas una conexión a Internet estable. Las pequeñas empresas entienden que los empleados felices trabajan mejor y no se interpondrán en su camino hacia la felicidad.
En un 2021
En las startups, nadie te dirá que el código debe estar listo a las 10:00 a. m. según las regulaciones. Aquí, el enfoque está en los resultados, no en el proceso. ¿Quieres trabajar de noche, envuelto en una manta y con un gato en el regazo? Adelante.
3. Impacto en el producto
Los programadores de las empresas emergentes son como chefs en sus propias cocinas. No se trata simplemente de escribir otro módulo para un sistema CRM, sino de crear algo que podría cambiar el mundo, o al menos atraer a los primeros diez usuarios.
4. Variedad de tareas
No pasarás años puliendo el mismo botón "Pagar ahora" aquí. Hoy, estás codificando el backend; mañana, estás configurando CI/CD; y al día siguiente, de repente, estás a cargo de configurar el correo electrónico corporativo. Y eso no es una broma.
5. Crecimiento potencial
El paso de junior a senior en una gran empresa puede llevar décadas. En una startup es diferente: te incorporas como junior y, si la startup sobrevive, podrías convertirte en el CTO en tan solo unos años. El desarrollo rápido está garantizado.
6. Sin burocracia
Olvídate de los procesos de aprobación que duran semanas y en los que un comité de 15 personas debate tu solicitud de añadir un botón. En las empresas emergentes, las decisiones se toman rápidamente, a veces demasiado rápido, pero ahí es donde reside la emoción.
7. Ambiente animado
Las startups no tienen espacios fríos y abiertos para 500 personas donde Recursos Humanos solo te conoce por tu número de identificación de empleado. Aquí, no eres solo un empleado; eres un amigo, un socio y tal vez incluso el coautor de chistes en el chat del equipo.
8. Decisiones rápidas.
Propones una idea y se discute de inmediato, sin reuniones interminables ni burocracia. Ayer se te ocurrió una característica y mañana está casi en producción (bueno, casi). Es cierto que a veces las decisiones se toman tan rápido que recién en producción te das cuenta de que la idea era... un poco extraña.
9. La capacidad de influir
Tu voz importa. Aquí no solo estás ejecutando las ideas de otra persona, eres un creador. ¿Quieres implementar una nueva tecnología? Dilo. Te dirán que sí, siempre y cuando no requieras vender una silla de la oficina. En una gran empresa, es posible que no tengas esa oportunidad.
10. Menos política, más trabajo
En las grandes corporaciones, cada proyecto parece un campo de batalla por presupuestos, recursos y atención gerencial. En las empresas pequeñas, es más sencillo: no hay capas adicionales de gestión, ni procesos enrevesados, ni drama corporativo. Cuando el equipo está formado por solo cinco personas, no hay nadie que altere las cosas, y no en el buen sentido.
11. Una experiencia única
Trabajar en una pequeña empresa no se trata solo de “escribir código y cobrar”. Es una historia que compartirás con tus amigos: cómo lanzaste un proyecto desde cero, resolviste problemas sobre la marcha y se te ocurrieron soluciones creativas. Y si la startup tiene éxito, te enorgullecerás de saber que estuviste allí desde el principio.
12. Elección de la tecnología
En equipos pequeños, los programadores suelen tener más autonomía a la hora de elegir tecnologías, herramientas y enfoques, lo que fomenta un sentido de responsabilidad y satisfacción con el trabajo realizado.
Recuerde que los desarrolladores no son solo máquinas de escribir códigos, sino personas con sueños y ambiciones. En lugar de una lista aburrida de las ventajas de su empresa, elabore una propuesta que cuente una historia. Concéntrese en las ventajas de las empresas emergentes que analizamos anteriormente para fortalecer su narrativa. Debe parecer una carta a un viejo amigo: genuina, un poco atrevida y lo suficientemente convincente como para provocar una respuesta.
¡Comparte tu misión y tus valores! No temas mostrar el alma de tu proyecto. Haz hincapié en que sumarte a una startup es una oportunidad de ser más que un simple engranaje de la máquina, sino un verdadero cocreador del éxito. Si bien es posible que no puedas ofrecer salarios un 80 % superiores a los del mercado, la compensación debe ser justa. Ofrece una participación en los triunfos futuros, algo que los equipos de RR.HH. de las grandes corporaciones no suelen ofrecer.
Deja claro que la originalidad es valorada: “Tus ideas locas no solo son bienvenidas, sino que podrían convertirse en parte de nuestros ambiciosos planes”. Un toque de humor, un poco de calidez y voilá: tu oferta se convierte en un imán para quienes buscan no solo un trabajo, sino una verdadera aventura.
Ayude a los desarrolladores a sentirse importantes: es un motivador poderoso. Muéstreles que no serán solo una pequeña parte del sistema, sino un actor clave.
Una entrevista con un programador no es solo un interrogatorio. Es como una cita a ciegas. Recuerda que ambas partes esperan que todo salga bien. Durante la entrevista, comparte la misión y los desafíos del proyecto en detalle y con sinceridad, y no olvides preguntar qué es lo que más le importa al candidato.
Contratar a un programador es solo la mitad de la batalla. Retenerlo, especialmente cuando las grandes corporaciones comienzan a ofrecerles almuerzos gratis y bonificaciones anuales, es el verdadero desafío.
Debes estar preparado para dedicar un tiempo considerable a comunicarte con tus desarrolladores, en especial si tienes solo uno, dos o tres en tu equipo. Cuantos menos programadores haya en tu empresa, más importante será interactuar con ellos regularmente (o incluso con una sola persona).
Debes preguntarles: "¿Cómo puedo ayudarte?" y "¿Qué te detiene?", y luego ayudarlos genuinamente. Si piden algo, haz un esfuerzo real para cumplirlo. Hay una gran cita de Richard Branson circulando en LinkedIn que dice que la única forma de garantizar la lealtad y el éxito del equipo a largo plazo es tratar a tus empleados como familia.
Para una startup, un programador no es solo un empleado: es su socio en el camino hacia el éxito. Muéstreles respeto, dedique tiempo y atención, sea complaciente, ofrezca ayuda, motívelos y bríndeles libertad. Haga esto y se quedarán con usted, incluso cuando una corporación vecina les haga alarde de bonificaciones en la cara. La clave es hacerles sentir valorados y comprendidos.
Le pregunté a cuatro desarrolladores que personalmente logré contratar para una pequeña empresa por qué decidieron unirse a nosotros, y esto es lo que dijeron:
Un desarrollador de nivel medio (por experiencia, pero un senior seguro en términos de habilidades), que fue reclutado de una empresa que presta servicios a importantes bancos:
“Para mí, la libertad creativa y personal es esencial. Además, en el sector bancario todo avanza a paso de tortuga, utilizando tecnologías obsoletas. Quería conocimientos nuevos y útiles y tomar decisiones sobre la marcha, no un año antes del lanzamiento”.
Un desarrollador senior con experiencia en equipos de más de 200 desarrolladores:
“Me cansé mucho de la burocracia y, me atrevo a decirlo, de la 'política de oficina'. Quería probar nuevas ideas tan pronto como surgían”.
Un desarrollador junior:
“Después de un año trabajando en un equipo de unos 100 desarrolladores, ansiaba variedad. El trabajo se había convertido en el mantenimiento rutinario de una sola función. Sentía que no estaba creciendo profesionalmente, y entonces te encontré a ti”.
Un especialista de nivel inicial, franco y honesto:
“Solo necesitaba experiencia. De todos modos, las grandes empresas con buenos salarios no me contratarían. 😂”
Entonces, has decidido competir por los desarrolladores. Tal vez comenzaste este viaje sintiendo que era imposible competir contra las corporaciones. Tienen millones para salarios, gimnasios en las oficinas y café con leche de almendras gratis. ¿Y tú? Tienes una startup, una idea, entusiasmo y tal vez una máquina de café que funciona la mitad del tiempo. Pero, ¿sabes qué? Eso es suficiente.
Mientras reunía material para este artículo, entrevisté a 20 desarrolladores de distintos géneros, edades, temperamentos y calificaciones, que trabajaban en varios países y hablaban otros idiomas. Solo uno dijo: “Nunca me uniría a una startup; solo a corporaciones”.
Tu misión no es solo contratar a un programador. Tu objetivo es encontrar a alguien que comparta tanto las alegrías como los desafíos de tu startup: alguien que pueda escribir código y luego reparar el servidor que ese código rompió. Y lo más importante, alguien que no se vaya a la competencia y que busque una suscripción a Spotify como premio.
Recuerde que el éxito a la hora de contratar a un programador no se trata de dinero, sino de sinceridad, ambiente y sentido de importancia. Las grandes corporaciones pueden ofrecer beneficios estándar, pero solo las pequeñas empresas pueden brindar verdadera emoción y la sensación de ser parte de algo grandioso.
Así que no te rindas. Sé honesto, un poco astuto y mantén siempre el sentido del humor. En un mundo en el que los desarrolladores se sienten más atraídos por el buen código que por las fiestas corporativas llamativas, tu sinceridad y creatividad pueden ser la clave del éxito.