Como especie dominante en la Tierra, los humanos hemos utilizado la inteligencia para gobernar sin competencia. Pero ahora estamos a punto de crear algo que podría desafiar nuestra supremacía: la superinteligencia artificial (ASI). Este concepto, que antes se relegó al ámbito de la ciencia ficción, se está convirtiendo rápidamente en una realidad tangible. Para comprender su importancia, primero debemos explorar la naturaleza misma de la inteligencia y cómo ha impulsado a la humanidad a su posición actual.
La inteligencia es la capacidad de aprender, razonar, adquirir conocimientos y habilidades y utilizarlos para resolver problemas. Es una forma de poder, y los seres humanos la hemos aprovechado con más eficacia que cualquier otra especie, lo que nos ha permitido liberarnos de las limitaciones de la naturaleza. Sin embargo, el camino hacia la dominación no fue nada sencillo. Para la mayoría de los animales, la inteligencia exigía demasiada energía como para que valiera la pena el coste, lo que llevó a su desarrollo limitado.
A lo largo de millones de años, surgieron diversas formas de inteligencia en las distintas especies, desde los cerebros rudimentarios de los platelmintos hasta las complejas estructuras neuronales de las aves, los pulpos y los mamíferos. Pero fueron los homínidos, que surgieron hace siete millones de años, quienes experimentaron una rápida y profunda expansión de la capacidad cerebral. Este cambio de una inteligencia limitada a una general transformó a nuestros antepasados en fabricantes de herramientas, portadores de fuego y creadores de cultura. Hace 250.000 años, el Homo sapiens había desarrollado la capacidad de trabajar en grupos grandes, comunicar ideas complejas y plantear preguntas fundamentales sobre el mundo.
Con cada descubrimiento, el conocimiento colectivo de la humanidad fue creciendo, culminando en rápidos avances en la agricultura, la escritura, la medicina, la astronomía y la filosofía. La revolución científica, que comenzó hace unos 200 años, aceleró exponencialmente este progreso, lo que llevó al desarrollo de tecnologías que han transformado nuestro mundo. Internet, con apenas 35 años de existencia, ha transformado aún más la sociedad humana, facilitando el acceso y el intercambio de conocimientos a escala global.
Hoy vivimos en un mundo que ha sido diseñado para adaptarse a nuestras necesidades, creado por nosotros y para nosotros. Este logro no tiene precedentes en la historia y es fácil olvidar los enormes pasos que se dieron para llegar a este punto. Sin embargo, es posible que ahora estemos a punto de crear algo que podría alterar fundamentalmente esta dinámica: la inteligencia artificial.
La inteligencia artificial (IA) se refiere al software que realiza tareas mentales utilizando códigos informáticos, reemplazando neuronas por silicio para resolver problemas. En sus primeras etapas, la IA era simple y limitada, con sistemas especializados diseñados para tareas específicas dentro de entornos controlados. Estos primeros sistemas de IA, similares a los platelmintos de hace 500 millones de años, requerían expertos humanos para operar y estaban lejos de igualar la inteligencia humana.
A pesar de varios reveses en la investigación de la IA, los avances en potencia informática y técnicas de programación finalmente condujeron a grandes avances. En 1997, la IA había superado las capacidades humanas en tareas específicas, como el ajedrez, y comenzó a utilizarse para aplicaciones más complejas. El desarrollo de máquinas de autoaprendizaje marcó un punto de inflexión importante. Estas máquinas, impulsadas por redes neuronales, podían mejorarse a sí mismas sin intervención humana, lo que llevó a la creación de un nuevo tipo de IA: cajas negras de código capaces.
En 2016, la IA había logrado hazañas notables, como derrotar a los mejores humanos en el juego de Go y dominar el ajedrez en solo cuatro horas jugando contra sí misma. Estos logros demostraron el potencial de la IA para superar las habilidades humanas en tareas específicas. Sin embargo, fue la llegada de ChatGPT y otros modelos de lenguaje lo que realmente capturó la imaginación del público. Entrenados con grandes cantidades de datos de Internet, estos modelos podían manejar tareas de lenguaje mejor que la mayoría de las personas, lo que marca un paso significativo hacia formas más generales de IA.
El concepto de Inteligencia Artificial General (IAG) representa un momento crítico en el desarrollo de la IA. A diferencia de la IA limitada, que se destaca en tareas específicas, la IAG poseería la capacidad de aprender y realizar cualquier tarea que un humano puede hacer. Las posibles implicaciones de la IAG son asombrosas. Si una IAG pudiera dominar todas las tareas mentales, podría superar a los humanos en prácticamente todos los dominios.
La inteligencia artificial podría revolucionar la ciencia, la tecnología y la sociedad. Podría resolver cuestiones fundamentales de la ciencia, inventar nuevas tecnologías, solucionar el cambio climático y curar enfermedades como el cáncer. Sin embargo, los riesgos son igualmente significativos. La inteligencia artificial podría convertirse en un arma, utilizarse para manipular las redes sociales o incluso subvertir la civilización misma. La creación de la inteligencia artificial podría ser tan transformadora como el descubrimiento del fuego o la electricidad, pero también podría suponer una amenaza existencial para la humanidad.
A medida que la IAG siga evolucionando, existe la posibilidad de que pueda desencadenar una “explosión de inteligencia”, un ciclo rápido de mejora que se reforzaría a sí mismo y que podría llevar al surgimiento de una verdadera superinteligencia. Este ser hipotético poseería capacidades cognitivas que irían mucho más allá de la comprensión humana y que podrían transformar el mundo de maneras que no podemos predecir.
La perspectiva de la superinteligencia plantea profundas preguntas sobre el futuro de la humanidad. ¿Se convertirá la IAG en una fuerza benévola que guiará a la humanidad hacia nuevas cotas de logros y prosperidad? ¿O se convertirá en una amenaza que marcará el comienzo de una nueva era de incertidumbre y peligro? Estas preguntas siguen sin respuesta, pero una cosa está clara: la carrera por desarrollar sistemas de IA cada vez más potentes ya está en marcha.
A medida que avanzamos hacia un futuro incierto, es fundamental que nos preparemos para los desafíos y las oportunidades que nos esperan. La creación de la inteligencia artificial general podría ser la última invención de la humanidad, una que determine el destino de nuestra especie y del mundo que hemos construido.
Nos encontramos en una encrucijada de la historia. Las decisiones que tomemos hoy sobre el desarrollo y la implementación de la IA determinarán el futuro de nuestra civilización. Ya sea que aprovechemos el poder de la IA para el bien o permitamos que se salga de control, una cosa es segura: el futuro está llegando y estará determinado por las decisiones que tomemos ahora.