Es común que los analistas cibernéticos practiquen atacar y defenderse contra cualquier ataque para garantizar que los entornos estén lo más protegidos posible y preparados para un evento de explotación. En estos concursos, el atacante siempre tiene ventaja. La ventaja bien entendida es que no importa qué tan bien se hayan establecido las protecciones y se estén vigilando, existen vulnerabilidades conocidas y desconocidas en el entorno que el equipo atacante puede encontrar y explotar.
En cualquier entorno, las vulnerabilidades entendidas son una cuestión de análisis manual realizado por analistas cibernéticos que luego pueden tomar medidas para prevenir o responder a los intentos de explotación. Se aprenden lecciones a través de esto, pero las vulnerabilidades serán el talón de Aquiles de cualquier entorno cuando se vuelva a jugar. Debido a esto, las organizaciones deben implementar estrategias tanto de protección cibernética como de resiliencia cibernética.
La ciberprotección y la ciberresiliencia son dos conceptos cruciales en la ciberseguridad. Si bien están relacionados, se refieren a diferentes enfoques para hacer frente a las amenazas y vulnerabilidades en línea. La protección cibernética se refiere a las medidas y estrategias implementadas para evitar que ocurran ataques cibernéticos. Esto incluye cortafuegos, software antivirus y políticas de contraseñas seguras. La protección cibernética tiene como objetivo dificultar al máximo el acceso de los piratas informáticos a una red o sistema.
Por otro lado, la resiliencia cibernética se refiere a la capacidad de una organización para resistir y recuperarse de un ataque cibernético. La resiliencia cibernética se trata de prepararse para el peor de los casos y operar incluso si ocurre un ataque. Esto implica contar con sistemas robustos de respaldo y recuperación y planes para responder a un ataque para minimizar el daño que causa.
Entonces, ¿qué es más crítico: la protección cibernética o la resiliencia cibernética? La respuesta es que ambos son importantes, y las organizaciones deben esforzarse por tener medidas sólidas de protección cibernética y estrategias sólidas de resiliencia cibernética. La protección cibernética ayuda a prevenir ataques, mientras que la resiliencia cibernética ayuda a las organizaciones a recuperarse rápidamente si ocurre un ataque. Tener medidas sólidas de protección cibernética puede ayudar a reducir la probabilidad de un ataque, mientras que estar preparado con un plan sólido de resiliencia cibernética puede ayudar a las organizaciones a recuperarse si ocurre un ataque. La clave es encontrar el equilibrio adecuado entre los dos enfoques.
Desde las empresas de Fortune 10 hasta las de Main Street, todo el mundo necesita ampliar los recursos y los análisis lo más cerca posible del tiempo real para lograr una resiliencia cibernética diseñada para enfrentar los desafíos que, cuando se practican correctamente, brindan continuidad comercial. Reducen el costo de escalar a ubicaciones remotas y distribuidas con menores riesgos asociados y de manera rentable con la administración de soluciones existentes. Mediante el aumento de la eficiencia y la simplificación de la seguridad de la red, la solución definitiva brindará protección y visibilidad al exponer las amenazas invisibles de seguridad cibernética antes de que comprometan los entornos de red.