En el mundo de las nuevas empresas y la tecnología, estamos perpetuamente en una carrera contra la obsolescencia. Nuestro objetivo constante es crear el próximo producto revolucionario, el próximo Uber o Airbnb. No puedo contar la cantidad de veces que escuché esto de los fundadores de startups.
Sin embargo, es sorprendente cuántas empresas, repletas de talento en ingeniería y repletas de capital de riesgo, fracasan estrepitosamente en sus proyectos de productos. A menudo, estas catástrofes pueden atribuirse a una mala comprensión de los propios usuarios, y en ninguna parte esta percepción es más potente que en el arte de las entrevistas a los usuarios.
La capacidad de dominar esta habilidad no es sólo una línea en un currículum: es el hilo invisible que une el mundo del usuario a la estructura del producto. Aquí es precisamente donde comienza el trabajo sobre el valor del producto, y la habilidad de ingeniería de valor se vuelve esencial.
La ingeniería de valor es el ámbito de mis intereses científicos como economista y también un tema de investigación en los próximos años.
Las encuestas y los análisis pueden proporcionar una comprensión superficial del comportamiento del usuario, pero carecen de la profundidad y los matices que surgen de las interacciones uno a uno. Piense en los datos como una vista aérea de un vasto bosque; le muestra la extensión, pero no los tipos individuales de árboles, las variaciones en el follaje o los ecosistemas únicos que existen dentro de ella.
Las entrevistas con los usuarios, en cambio, son un paseo por ese bosque, una inspección minuciosa que ofrece conocimientos irremplazables. Aprenderá no solo qué tipos de árboles existen, sino también por qué crecen donde crecen, cómo interactúan con otros elementos y qué condiciones podrían provocar un incendio forestal.
Entonces, ¿qué hace que las entrevistas con los usuarios sean tan valiosas?
Se encuentran en la intersección del diseño y la empatía, una hoja de ruta impresa con señales que te dirigen hacia lo que el usuario realmente quiere. El diseño empático no es sólo una palabra de moda; es una forma de reverencia por el usuario. Imagina que eres un arqueólogo excavando un sitio antiguo. Cada capa que eliminas descubre artefactos: ecos físicos de vidas pasadas.
De manera similar, una entrevista con un usuario revela las capas de suposiciones y estadísticas generalizadas, revelando las necesidades, deseos y frustraciones genuinas del individuo.
Esto no es sólo beneficioso: es la esencia de la mitigación de riesgos.
El panorama de productos está plagado de ruinas de características e incluso de productos completos que se construyeron sobre la inestable base de la suposición. La capacidad de validar o invalidar una hipótesis antes de dedicarle recursos significativos es tan crucial como la hipótesis misma.
Especialmente en 2024, cuando los inversores de riesgo están dedicando menos fondos a experimentos arriesgados y exigiendo más garantías de rentabilidad de sus inversiones. De hecho, las pruebas de hipótesis se vuelven aún más valiosas para los fundadores de startups en un entorno así.
Mientras se prepara para una entrevista con un usuario, probablemente se sentirá tentado a escribir un guión de cada pregunta para controlar cada variable. Este impulso, aunque comprensible, puede resultar limitante.
Un guión rígido puede proporcionar estructura, pero también bloquea la espontaneidad y la creatividad, dos elementos que a menudo son esenciales para lograr ideas innovadoras. Por tanto, vuestra preparación no debe ser una camisa de fuerza sino un marco. Debería ser algo que proporcione un sentido de dirección pero que permita suficiente libertad para desvíos no planificados.
Es similar a la improvisación de jazz: los músicos conocen la clave y el compás, pero la magia ocurre en la interacción espontánea entre estas limitaciones. Lo mismo se aplica a las entrevistas con los usuarios.
Tus preguntas preparan el escenario, pero las respuestas del usuario escriben el guión. Y a veces, como un músico de jazz que toca una nota que nunca pretendió, es posible que te topes con una idea tan profunda que cambie el curso de toda tu estrategia de producto.
Aquí puedo recomendar un libro muy útil llamado "La prueba de la mamá: cómo hablar con los clientes y saber si su negocio es una buena idea cuando todos le mienten" de Rob Fitzpatrick .
La realización real de la entrevista es un acto de equilibrio entre el rigor científico de un estudio de investigación y el compromiso empático de una sesión de terapia. Debe hacer que el usuario se sienta lo suficientemente cómodo como para compartir opiniones honestas y al mismo tiempo mantener suficiente distanciamiento para observar patrones y anomalías.
Técnicas como los "Cinco porqués" pueden resultar muy valiosas en este caso. Cuando un usuario expresa una preferencia o un problema, pregunta "¿Por qué?" cinco veces seguidas puede descubrir motivaciones o problemas más profundos y menos obvios.
Pero esta técnica no se trata sólo de llegar a la raíz de la respuesta de un único usuario; se trata de excavar a través de capas de suelo social, cultural y psicológico para encontrar los cimientos del comportamiento humano.
Los conocimientos recopilados aquí no son sólo puntos de datos que se pueden introducir en una hoja de cálculo; son pistas para un rompecabezas más grande: un rompecabezas que, cuando se resuelve, revela el rostro de su usuario. La entrevista real es un escenario y, como cualquier intérprete experto, un primer ministro debe dominar el arte de la comunicación.
La calidad de la información que extrae es directamente proporcional al nivel de comodidad y confianza que establece. La entrevista es una entidad dinámica que evoluciona en tiempo real y tu tarea es dirigir este organismo. Sus preguntas deben oscilar entre lo abierto y lo específico, creando un ritmo que guíe la conversación de forma natural desde datos cualitativos a cuantitativos y viceversa.
Además, la mecánica de documentar este proceso no debe dejarse al azar. Ya sea que emplee un servicio de transcripción dedicado o algoritmos avanzados de aprendizaje automático para el procesamiento del lenguaje natural, el objetivo es la fidelidad absoluta a la palabra hablada. Los datos que recopila sirven como materia prima para sus decisiones sobre productos; cualquier impureza o error introducido aquí se magnifica en el futuro.
Finalmente, la fase posterior a la entrevista (análisis e implementación) es donde ocurre la alquimia.
Las respuestas y métricas en bruto son sus metales base, y su análisis las transmuta en oro: conocimientos prácticos. Las herramientas sofisticadas pueden ayudarle en esto, pero el elemento humano (su lente interpretativa) sigue siendo primordial.
Esta fase es tanto un arte como una ciencia, y requiere no sólo habilidades analíticas sino también intuición creativa. Exige la capacidad de ver no sólo los árboles sino también el bosque, de comprender no sólo las respuestas individuales sino también los patrones generales.
Esta síntesis no es un esfuerzo solitario. Requiere un enfoque interdisciplinario que involucre a ingenieros de valor , diseñadores, especialistas en marketing y, a veces, incluso asesores. Cada uno aporta una lente diferente para ver los datos, y la imagen compuesta suele ser más reveladora que cualquier perspectiva única.
Dominar las entrevistas con los usuarios no es una habilidad opcional; es la piedra angular de una gestión de productos eficaz y de una ingeniería de valor .
A medida que avanza la tecnología, es posible que incluso veamos herramientas basadas en inteligencia artificial que proporcionen análisis de sentimientos en tiempo real durante las entrevistas, llevando la práctica a un nivel completamente nuevo.
Pero no importa cuán avanzadas sean las herramientas, la habilidad fundamental seguirá siendo la misma: la capacidad de comprender, empatizar y aprender de sus usuarios.