Cada vez es más evidente que el año 2025 podría marcar el comienzo de una nueva era financiera. Las principales potencias mundiales ya compiten por el dominio de este panorama monetario emergente, y cada nación aspira a asegurar su influencia en lo que podría convertirse en un mundo de criptomonedas respaldadas por el Estado. El orden financiero anterior se construyó sobre el sistema de Bretton Woods, apuntalado por el dólar estadounidense. Si bien algunas facciones tienen la intención de preservar este status quo, otras abogan por un cambio global hacia un mundo descentralizado de monedas digitales de bancos centrales o CDBC.
Según una leyenda del Tesoro estadounidense, la noche del domingo 14 de diciembre de 1941, menos de una semana después de que Estados Unidos entrara en la Segunda Guerra Mundial, el secretario del Tesoro estadounidense, Henry Morgenthau, soñó con un sistema monetario unificado para el comercio global. El 1 de julio de 1944, representantes de 44 naciones se reunieron en la pintoresca ciudad de Bretton Woods, enclavada en el noreste de Estados Unidos. Para el 22 de julio, estos delegados habían firmado un acuerdo conocido como el Acuerdo de Bretton Woods, que marcaba el comienzo de un nuevo orden financiero global.
Unos 80 años después, el sistema internacional parece muy distinto de lo que se acordó durante ese proceso; gran parte de él fracasó o mutó en el camino. De todos modos, el dominio estadounidense ha continuado y los principios básicos que sustentaron el acuerdo siguen en gran medida vigentes. Sin embargo, como veremos, ahora están amenazados como nunca antes.
El sistema de Bretton Woods funcionaba de tal manera que los bancos corresponsales de todo el mundo tenían sus cuentas en Nueva York, lo que permitía que todas las transacciones en dólares fluyeran a través del sistema bancario estadounidense. Este sistema era más que un simple mecanismo de pago; era una herramienta de control, un marco de incentivos y sanciones. Al regular las transacciones financieras, Estados Unidos podía imponer sanciones y congelar pagos, ejerciendo efectivamente influencia a través de canales monetarios.
La esencia del sistema emergente radica en que cada nación posee su propia criptomoneda o CBDC. Una moneda digital emitida por un banco central (CBDC, por sus siglas en inglés) es la forma digital de la moneda fiduciaria de un país que también es un derecho del banco central. En lugar de imprimir dinero, el banco central emite monedas electrónicas o cuentas respaldadas por la plena confianza y crédito del gobierno.
Una plataforma de intercambio global facilitaría los intercambios, en la que cada país declararía sus necesidades y excedentes. Por ejemplo, supongamos que India busca comprar tecnología de Estados Unidos utilizando "cripto-rupias", pero Estados Unidos no está interesado en ellas. Sin embargo, Estados Unidos podría querer uranio enriquecido de Rusia, para lo cual necesita "cripto-rublos". Rusia, a su vez, podría utilizar las cripto-rupias para comprar medicamentos. Esta red de demandas y ofertas funcionaría en un mercado en el que las criptomonedas se ajustan en valor según las condiciones del mercado en tiempo real.
Al momento de escribir este artículo, 134 países y uniones monetarias, que representan el 98% del PIB mundial, están explorando una CBDC. En mayo de 2020, esa cifra era de solo 35. Actualmente, 66 países se encuentran en la fase avanzada de exploración (desarrollo, prueba piloto o lanzamiento). Vale la pena mencionar que todos los países del G20 están explorando una CBDC, y 19 de ellos se encuentran en las etapas avanzadas de exploración de CBDC. De ellos, 13 países ya están en la etapa piloto. Esto incluye a Brasil, Japón, India, Australia, Rusia y Turquía.
Estados Unidos participa actualmente en un proyecto transfronterizo de emisión mayorista de CBDC, el Proyecto Agorá, junto con otros seis importantes bancos centrales. En mayo, la Cámara de Representantes de Estados Unidos aprobó un proyecto de ley que prohíbe la emisión directa de una CBDC minorista, pero el Senado no ha tomado ninguna medida al respecto. La emisión de CBDC sigue siendo un tema de debate en la actual campaña presidencial estadounidense.
Hoy vivimos en una era de cambios monumentales. Mientras las personas comunes y corrientes deliberan entre tenerefectivo o activos digitales , el panorama financiero y geopolítico se está transformando en todo el mundo. La cuenta regresiva hacia 2025 genera expectación: ¿qué innovaciones y disrupciones revelará el año? ¿Será realmente el amanecer de las criptomonedas respaldadas por estados, redefiniendo la forma en que las naciones comercian, realizan transacciones e interactúan en el escenario global? Solo el tiempo lo dirá.