Monstruos de Marte
Demasiado Largo; Para Leer
El marciano hizo un gesto con un brazo de reptil hacia la escalera.
Allan Randall miró fijamente al hombre que tenía delante. —¿Y por eso me llamaste, Milton? preguntó finalmente.
Hubo un momento de silencio, durante el cual los ojos de Randall se movieron como sin comprender del rostro de Milton a los de los dos hombres que estaban a su lado. Los cuatro se sentaron juntos al final de una sala toscamente amueblada e iluminada con electricidad, y en ese momentáneo silencio les llegó desde la noche exterior el lejano batir del Atlántico sobre la playa. Fue Randall quien volvió a hablar por primera vez.